Continuando con la estéril
defensa de lo indefendible, hoy voy a hablar sobre el Reguetón.
Y no es fácil intentar
defender un genero que se caracteriza por su chabacanería,
uniformidad, y facilismo musical, que refuerza el estereotipo carnal
y sexualista de la mujer, que a pesar de su mediocridad ha calado tan
amplia y profundamente en nuestro país y en términos generales en
latinoamerica.
Pero irse lanza en ristre
con este subgénero urbano objetivamente puede ser inútil, porque el
reguetón como tal, expone mucho de lo que realmente somos como
sociedad, como nos comportamos, de donde venimos, y si nos
descuidamos probablemente para donde vamos, porque aunque no
queramos aceptarlo y lo veamos como un fenómeno ajeno, llegó a
nuestros mas profundos niveles culturales para quedarse por un buen
tiempo, y nos hará pensar a los que no nos gusta, que ellos son el
enemigo, causante de nuestra tristeza cultural, estilística y
responsable de muchos de los males que nos aquejan como sociedad,
cuando realmente este sonido es el resultado de una realidad latente:
Somos tercermundistas con cabezas ávidas de distracción y
somníferos para nuestra patética situación.
Debemos
empezar por entender que este rítmicamente – a grandes rasgos –
se basa en una muy pegajosa combinación de tiempo fuerte y sincopa
que contagia casi cualquier cadera y penetra casi inmediatamente en
los sentidos, y así, simple pero contundente, este beat no dejará
de cautivar almas necesitadas de cadencia en su mas mínima
expresión, música hecha para bailar (como otros).
A
esto le sumamos letras muy insulsas, obvias (como la mayoría de las
usadas por los géneros detractores) llenas de referencias vulgares y
poco creativas, o de ataques a sus invisibles enemigos congéneres
(yo todavía no se contra quien pelean si casi todos son iguales),
logrando con su simplona repetición meterse con rapidéz en las
cabezas de sus seguidores. Pero tampoco me vengan mis amigos
salseros, tropicaleros, merengueros, poperos , electrónicos,
hipster, y hasta rockeros a decir que sus letras son compendios
socioculturales o poesías de alto octanaje, porque mediocridad hay
en TODOS los géneros.
Ojo,
no generalizo porque hay artistas entre ¨Artistas ¨, y a pesar de
que existan algunos exponentes que se esmeran por ofrecer calidad y
desarrollar propuestas, sigue siendo un genero que lleva mas de una
década en los ranking sin evolucionar o haciéndolo muy lentamente
ya sea musical, estéticamente (parecen miles de copias iguales) e
incluso liricamente, aunque históricamente la música de baile nos
ha mostrado que las letras no son su fuerte y han tenido mucho mas
tiempo para desarrollar sus letras al mismo nivel de su cadencia.
A
la mujer se le muestra generalmente como un objeto sexual, y
refuerzan un estereotipo de belleza netamente carnal y vacío (así
como la mayoría de los otros géneros caribeños hasta el mismo hard
rock de los 80´s) y las mujeres están dispuestas a asumir este rol,
parece que les gustara que así las traten, de hecho, no hay reguetón
sin chicas...
En
tiempos en los cuales la producción musical se ve simplificada y
está mas asequible por la tecnología, estos reguetoneros
proliferan por su facilismo y poco compromiso musical, no necesitan
preparación (o muy poca), la ley del menor esfuerzo, por lo cual la
calidad se limita a aspectos técnicos del sonido y a que tan
¨pegajosa¨ es para ser vendido masivamente (objetivo de todo
producto comercial mediático, incluso el de sus detractores),
olvidando que antes que todo la música es una expresión artística
que se fundamenta en la sensibilidad y creatividad del protagonista,
con una carga de responsabilidad para con sus espectadores, lo cual
implica preparación, estudio, evolución y una propuesta
conceptual que por lo general, se desvanece en lo básico del
golpeteo y en lo intrascendente de su discurso.
Se
ha quedado con nosotros porque a las disqueras y los medio
tradicionales se les hace agua la boca con estos productos, pues son
económicos para su realización utilizando pocos músicos reales,
arreglistas, etc, porque estan basados en programaciones por computador; Exponentes que son maleables y moldeables para su fabricada ramplonería, se promocionan con simples pistas y el apoyo de la
figura del dj, no se necesita desarrollar ningún concepto innovador,
pues lo que está ya les sirve y no hay que arriesgar, y lo que se
ahorran en producción y artistas lo invierten en payola, ese macabro
sistema de pagarle a las emisoras y canales para sus productos
¨peguen¨, y los borregos están ahí, negocio redondo.
Por
eso en países como Colombia incubaron con tanta inmediatez, en un
ambiente de padrinos traquetos que lavan dinero con ridícula
impunidad apoyando estos productos, con modelos femeninos de baja
autoestima clamando atención así sea por su forma de vestir o
bailar, con tan poco interés en desarrollar otros aspectos
personales ya sean espirituales, artísticos, sociales o emocionales
entre otros.
En
resumen, somos aunque nos duela, el reflejo de lo que oímos y
consumimos, mediocridad, simpleza, banalidad, sexualidad primitiva,
alegría, facilismo, machismo, poco contenido y mucha forma, es por
eso algo tan básico y foráneo (su origen se debate entre Puerto
Rico y panamá) cala tan fácilmente porque ¿que tiene el Reguetón
que no tenga nuestra sociedad?.
Solo
deténgase y mire, oiga y analice como somos y notará con rapidez
porque llegó para quedarse.
Que
este estilo musical sea el reflejo de una sociedad algo decadente no
es lo que mas les preocupa a el resto de géneros, lo que de verdad
les duele y martiriza es que TIENEN MUCHO EXITO, o sino sencillamente
lo miraríamos por encima del hombro y seguiríamos nuestro camino.
Pero
ojo, el reguetón no es nuestro enemigo, quien cree usted que es?