Ellos no necesitan ponerse
un uniforme, ya ellos son una familia, donde ese sonido destilado a
salsa de golpe, sudor y gozadera, son inherentes a las influencias de
cada uno de ellos, rolos en su mayoría que provienen del Rock, del
jazz, de la tropical, y de otros estilos que convergen en el mix Colombo-afroantillano que ha pisado ya los 5 continentes.
Un ejemplo de que para
llevar una marca al mundo, no solo podemos hacer cumbia o vallenato,
solo tenemos que sacar lo que tenemos adentro, hacerlo bien y luchar
por ello, otra forma de ser raizal.
Son el resultado de una
lucha constante por hacer y tocar la música que a ellos les gusta, y
no como les dicen que debe ser, sino a su manera, independientes,
sin presiones de la industria, sin manoseos, y como tiene que ser,
con el corazón.
Conozco a muchas personas
(todas ellas músicos) que piensan que La 33 esta muy sobrevalorada,
que se la pasan girando por el mundo entero solo por los contactos,
que tocan un genero anacrónico, que hay combos que suenan mejor y
hacen salsa mas brava, bla, bla, bla, etc; Y es que hablar de un
artista que ha tenido éxito es muy fácil, y mas si tu no lo has
tenido, porque siempre es mas sencillo destruir que construir, muchas
veces ignorando las eternas batallas que cada artista debe sortear
para salir adelante, no solo en el plano empresarial, sino desde su
misma concepción, en este caso, como una orquesta con ese sonido
clásico de la salsa neoyorquina que se destilaba a finales de los
70`s y comienzos de los 80`s, en una escena capitalina ávida de
salsa y rumba, pero que pocos interpretes querían ofrecer.
Y es que ahora, cuando la
tendencia a lo vintage es
el paradigma, hablar de un combo que toque salsa
brava es muy viable, pero recuerdo yo que a finales de los años 90,
y comienzos de el que en ese momento era el nuevo milenio, era otra
cosa...
Músicos que tocaran salsa
había muchos, algunos mas virtuosos, otros con agendas llenas, pero
en ese entonces ¡Nadie quería hacer salsa clásica ! a muchos les
gustaba bailarla y oírla en los bares que eran como templos, pero
todos querían hacer y tocar lo que daba plata, la chizga, la salsa
rosa, la romanticona, la de Rey Ruiz, Victor Manuel, Jerry Rivera,
Tito Rojas, Gilberto Santa Rosa, etc, hasta la misma Orquesta
Guayacán y el Grupo Niche se dedicaban a hacer salsita melosa y
fucsia, mientras La 33 se aventuraba con la salsa vieja, del
bogaloo, el montuno y los aires afrocubanos, además ellos funcionaba
(y aún lo sigue haciendo) como una banda de rock o reggae, ensayando
mucho (cosa que al chizguero no le gusta) y con gran sentido de
pertenencia, ese que hace que uno quiera su banda así no esté
generando dinero con ella, y fue así que se lanzaron con su
repertorio a tocar cada fin de semana en los epicentros de el buen
bailador de la capital, y si hay algo que afinque a una banda es la
tarima, de ahí en adelante no han parado de tocar y hacer música,
hasta la fecha mas de 1300 conciertos, decenas de países y muchas
baldosas azotadas por su culpa.
Ahora, inspiran a otros
artistas no solo por su éxito, sino por su ejemplo de que sin
grandes sellos, ni presupuestos astronómicos, y sin payola,
conquistan bailadores en todo el mundo, y nos han enseñado que la
vía independiente se puede trasegar cuando se tiene talento y
paciencia.